Chantal MOUFFE. “Feminismo, ciudadanía y política democrática radical”. En: Ciudadanía y feminismo. Debate feminista, México, 2001.
IDEAS CENTRALES: En las últimas décadas dos temas han sido centrales en los debates de las feministas angloamericanas: el postmodernismo y el esencialismo. Aunque el primero en realidad no existe como una interpretación teórica coherente pero en común critica la racionalidad de la Ilustración (universalismo, humanismo y racionalismo). Lo importante es no desautorizar esta corriente por algunas lagunas de los autores sino tomar en cuenta todas sus modalidades e implicaciones para la política feminista. La pregunta central del artículo se centrará en la elaboración de una política feminista basada en una interpretación antiesencialista y un proyecto democrático radical. Esta propuesta implica la unión de las demandas de distintos puntos de opresión.
El esencialismo plasmado en la figura de la identidad es rechazada, y se manifiesta que lo que existe una posición de sujetos con fijaciones parciales que se hallan en formas discursivas inestables sometiendo a las prácticas articulatorias que las aturden y transforman. A pesar de que no existe una relación necesaria entre las distintas posiciones del sujeto en el campo político existen siempre discursos que tratan de articularlas desde diversos puntos de vista. Para las feministas la idea va más allá de definir la categoría de mujer, en realidad la pregunta principal debe ser cómo se convierte la diferencia sexual en una relación pertinente de las relaciones sociales y cómo se construyen las relaciones de subordinación por medio de esa distinción. Esta noción observa la multiplicidad de relaciones de relaciones sociales en las cuales la diferencia sexual se construye de distintas maneras y en donde la lucha debe ser planteada de formas específicas y diferenciales.
La autora critica las políticas feministas que trataron de vincular a la mujer sólo con el rol maternal, siendo natural que el campo femenino se desempeñe solamente en el privado. También discute con Pateman sobre su propuesta de realizar políticas que diferencien a las mujeres de los hombres, pues el individuo y la ciudadanía son concepciones universalistas y masculinas pero esto hace que la identidad domine la construcción de las políticas que es lo que se quiere evitar. Lo que la autora propone es que la diferencia sexual sea impertinente en el concepto de ciudadanía aunque actualmente esta diferencia es aun pertinente en muchas relaciones sociales, pues cree que el logro de una democracia plural y radical no requiere de un modelo sexualmente diferenciado sino de nuevas nociones sobre qué es ser ciudadano y cómo actuar como miembro de una comunidad política democrática[u1] .
La ciudadanía entendida por el liberalismo y por el republicanismo cívico posee limitaciones, en el primero por considerar a la ciudadanía como una identidad más, mientras el segundo es la totalidad dominante que invalida a las demás. Por eso define a la ciudadanía radical y democrática, como una forma de identidad política, un principio articulador que afecta a las diferentes posiciones del sujeto permitiendo a la vez una pluralidad de lealtades especificas y el respeto de la libertad individual. Lo común es el compromiso de las personas es su identificación con una interpretación dada de un conjunto de valores ético-políticos. Las consideraciones sobre lo publico/privado se dan en la articulación de ambas esferas y no en su separación. Existirían tantas ciudadanías como interpretaciones de esos principios criticando toda forma de dominación. Para lograr esto se debe construir un nosotros como ciudadanos democráticos a través del principio de equivalencia democrática que no niega las diferencias. Y el bien común estaría en función de un imaginario social.
En el ultimo ítem la autora señala que su propuesta no limita las políticas feministas sino que las amplia en busca de una democracia radical y plural, por eso las políticas feministas debe ser vistas como la búsqueda de fines y aspiraciones feministas dentro del contexto de una más amplia articulación de demandas, buscando la realización efectiva de la igualdad de las mujeres eliminando sus opresiones.
PALABRAS CLAVES: Democracia/ Ciudadanía/ Feminismos/ Políticas
COMENTARIOS: La propuesta que realiza la autora sobre la ampliación de las políticas feministas más allá de la diferencia sexual de forma teórica me parece muy interesante. Sin embargo me pregunto por la factibilidad de la propuesta. También considero que se deben tomar las consideraciones del postmodernismo alejándonos de la idea de identidad, que limita y esencializa nuestra representación de la realidad. En un país como el nuestro en que las diferencias son agudas en la estructura social las nociones de posiciones de sujeto insertos en distintos discursos que se superponen y que se enfrentan con las prácticas que las tratan de cambiar tiene diversas aplicaciones. El concepto de ciudadanía que maneja también tiene esa implicancia pues la diferencia es lo que articula las posiciones. Pero me pregunto si estas consideraciones teóricas al momento de ser aplicadas en determinadas políticas no crearían mayor acentuación en las diferenciaciones sociales.
Lo expuesto sobre la diferencia sexual está supeditado por la búsqueda de una democracia que llama radical y plural lo que me lleva a interrogarme por la repetición de la supremacía de los modelos políticos por encima de las consideraciones de género, aunque no niego la idea de ir más allá de la lucha por las mujeres por las mujeres. Pues precisamente uno de los puntos más problemáticos de los feminismos actuales es que al desaparecer la identidad como concepto se debe relacionar a las mujeres de forma permanente y simultanea con sus contextos circundantes hechos que tienen mayor relevancia en situaciones como la peruana donde la diversidad y exclusión dominan.
IDEAS CENTRALES: En las últimas décadas dos temas han sido centrales en los debates de las feministas angloamericanas: el postmodernismo y el esencialismo. Aunque el primero en realidad no existe como una interpretación teórica coherente pero en común critica la racionalidad de la Ilustración (universalismo, humanismo y racionalismo). Lo importante es no desautorizar esta corriente por algunas lagunas de los autores sino tomar en cuenta todas sus modalidades e implicaciones para la política feminista. La pregunta central del artículo se centrará en la elaboración de una política feminista basada en una interpretación antiesencialista y un proyecto democrático radical. Esta propuesta implica la unión de las demandas de distintos puntos de opresión.
El esencialismo plasmado en la figura de la identidad es rechazada, y se manifiesta que lo que existe una posición de sujetos con fijaciones parciales que se hallan en formas discursivas inestables sometiendo a las prácticas articulatorias que las aturden y transforman. A pesar de que no existe una relación necesaria entre las distintas posiciones del sujeto en el campo político existen siempre discursos que tratan de articularlas desde diversos puntos de vista. Para las feministas la idea va más allá de definir la categoría de mujer, en realidad la pregunta principal debe ser cómo se convierte la diferencia sexual en una relación pertinente de las relaciones sociales y cómo se construyen las relaciones de subordinación por medio de esa distinción. Esta noción observa la multiplicidad de relaciones de relaciones sociales en las cuales la diferencia sexual se construye de distintas maneras y en donde la lucha debe ser planteada de formas específicas y diferenciales.
La autora critica las políticas feministas que trataron de vincular a la mujer sólo con el rol maternal, siendo natural que el campo femenino se desempeñe solamente en el privado. También discute con Pateman sobre su propuesta de realizar políticas que diferencien a las mujeres de los hombres, pues el individuo y la ciudadanía son concepciones universalistas y masculinas pero esto hace que la identidad domine la construcción de las políticas que es lo que se quiere evitar. Lo que la autora propone es que la diferencia sexual sea impertinente en el concepto de ciudadanía aunque actualmente esta diferencia es aun pertinente en muchas relaciones sociales, pues cree que el logro de una democracia plural y radical no requiere de un modelo sexualmente diferenciado sino de nuevas nociones sobre qué es ser ciudadano y cómo actuar como miembro de una comunidad política democrática[u1] .
La ciudadanía entendida por el liberalismo y por el republicanismo cívico posee limitaciones, en el primero por considerar a la ciudadanía como una identidad más, mientras el segundo es la totalidad dominante que invalida a las demás. Por eso define a la ciudadanía radical y democrática, como una forma de identidad política, un principio articulador que afecta a las diferentes posiciones del sujeto permitiendo a la vez una pluralidad de lealtades especificas y el respeto de la libertad individual. Lo común es el compromiso de las personas es su identificación con una interpretación dada de un conjunto de valores ético-políticos. Las consideraciones sobre lo publico/privado se dan en la articulación de ambas esferas y no en su separación. Existirían tantas ciudadanías como interpretaciones de esos principios criticando toda forma de dominación. Para lograr esto se debe construir un nosotros como ciudadanos democráticos a través del principio de equivalencia democrática que no niega las diferencias. Y el bien común estaría en función de un imaginario social.
En el ultimo ítem la autora señala que su propuesta no limita las políticas feministas sino que las amplia en busca de una democracia radical y plural, por eso las políticas feministas debe ser vistas como la búsqueda de fines y aspiraciones feministas dentro del contexto de una más amplia articulación de demandas, buscando la realización efectiva de la igualdad de las mujeres eliminando sus opresiones.
PALABRAS CLAVES: Democracia/ Ciudadanía/ Feminismos/ Políticas
COMENTARIOS: La propuesta que realiza la autora sobre la ampliación de las políticas feministas más allá de la diferencia sexual de forma teórica me parece muy interesante. Sin embargo me pregunto por la factibilidad de la propuesta. También considero que se deben tomar las consideraciones del postmodernismo alejándonos de la idea de identidad, que limita y esencializa nuestra representación de la realidad. En un país como el nuestro en que las diferencias son agudas en la estructura social las nociones de posiciones de sujeto insertos en distintos discursos que se superponen y que se enfrentan con las prácticas que las tratan de cambiar tiene diversas aplicaciones. El concepto de ciudadanía que maneja también tiene esa implicancia pues la diferencia es lo que articula las posiciones. Pero me pregunto si estas consideraciones teóricas al momento de ser aplicadas en determinadas políticas no crearían mayor acentuación en las diferenciaciones sociales.
Lo expuesto sobre la diferencia sexual está supeditado por la búsqueda de una democracia que llama radical y plural lo que me lleva a interrogarme por la repetición de la supremacía de los modelos políticos por encima de las consideraciones de género, aunque no niego la idea de ir más allá de la lucha por las mujeres por las mujeres. Pues precisamente uno de los puntos más problemáticos de los feminismos actuales es que al desaparecer la identidad como concepto se debe relacionar a las mujeres de forma permanente y simultanea con sus contextos circundantes hechos que tienen mayor relevancia en situaciones como la peruana donde la diversidad y exclusión dominan.
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