domingo, 17 de junio de 2007

HISTORIA Y GÉNERO

Joan SCOTT. “El género: una categoría útil para el análisis histórico”. En: James AMELANG y Mary NASH (Eds.) Historia y género: las mujeres en la Europa moderna y contemporánea. Edicions Alfons el Magnanim, Institució Valenciana d´ Etudis i investigació, Valencia, 1990.

IDEAS CENTRALES: Las feministas al buscar sintetizar la enorme de cantidad de estudios concretos sobre las mujeres e incorporar su propuesta a la academia usaron el concepto de género. Esta noción tenía como acepción más simple ser sinónimo de mujeres. Se trató de usar este término como una vía para separar estos estudios de alguna connotación política, en particular feminista. La aplicación de este concepto implica la consideración tanto de la mujer como del hombre, para no crear una ficción al analizar cada sexo por separado, teniendo como punto central las construcciones sociales y culturales y la identidad sexual.
Se intentó teorizar el concepto reconciliando la teoría (generalizaciones) y la historia (estudio de lo específico dentro del contexto y del cambio). Los resultados han sido diversos llegándose a usurpaciones parciales de una teoría particular hasta explicaciones de los cambios por medio de teorías universales escondiendo la teoría siendo imposible seguirlos como modelos para posteriores estudios.
Las historiadoras feministas han abordado tres tendencias. En primer lugar se cuenta con las explicaciones del patriarcado determinando que la subordinación femenina se produce de la necesidad del hombre por dominarla. Existieron dos corrientes en esta tendencia para la liberación femenina: la tecnología de la reproducción (O´brien) o la conciencia de la objetivación sexual (Mackinnon). Las dificultades para las historiadoras son la articulación de las desigualdades de género con las otras de tipo social, y el análisis parte de la diferencia física dando ahistoricidad al mismo concepto de género.
La segunda vertiente son los estudios de las historiadoras feministas marxistas. Sus estudios limitan nuevos desarrollos teóricos analíticos ante la necesidad de una explicación económica o relacionada a ello por la postura marxista. En este sentido lo más resaltante es el título Powers of Desire, donde el centro del análisis es la política sexual. Pero al final el género no logra tener un status analítico independiente.
La tercera perspectiva es la aplicación del psicoanálisis, centrándose en los procesos que crean identidad en el sujeto, en especial en las primeras etapas del desarrollo del(la) niño(a). Dentro de esta postura se encuentran dos escuelas. La escuela angloamericana (Chodorow, Guilligan) enfatizando en la experiencia real y al considerar el inconsciente como elemento sujeto de la comprensión consciente. Sin embargo sus análisis se circunscriben en estructuras de interacción pequeñas de manera relativa siendo problemática la universalización de sus conclusiones.
La segunda escuela es la francesa basada en el seguimiento de la obra de Lacan, a través de una lectura estructuralista y postestructuralista de Freud, por medio de las expresiones teóricas del lenguaje. La función central del análisis es el lenguaje en la comunicación, interpretación y representación del género. Se conceptúa al inconsciente como un factor crítico en la construcción del individuo, en la definición de la identificación sexual y de la represión constante del sujeto. En suma, lo femenino y lo masculino son construcciones ficticias. El mayor problema es su centro de análisis en el falo como significante nuclear de la diferencia sexual, es así que la formación del sujeto dentro del género es predecible al ser siempre el mismo, dejando de lado al concepto de género en el estudio de la realidad social.
Ante estas dificultades teóricas la autora plantea una definición de género. Considera al género como elemento constituyente de las relaciones sociales centradas en las diferencias sexuales. Lo que implica el estudio de símbolos culturales que son representativos de manera diversa, los conceptos normativos manifestadores de los significados de los símbolos, las nociones políticas y referencias a las instituciones sociales, y la identidad subjetiva enmarcada en su contexto. La labor pendiente es conocer la interacción de estas cuatro subpartes.
El otro elemento integrante de esta definición es que el género es una forma primaria de relaciones significantes de poder. Ello lleva a percibir el significado y compresión de las intricadas relaciones entre las diversas relaciones sociales de los seres humanos. Es necesario considerar que el poder no es una fuerza central sino mas bien dispersa, incluido en la continua construcción de lo masculino y o femenino.

PALABRAS CLAVES: Genero/Concepto/Estudios

COMENTARIOS: Este estudio constituye un clásico dentro del desarrollo teórico de los estudios sobre las mujeres. Sin embargo no pierde su utilidad teórica al mantenerse vigente en las consideraciones teóricas de estos estudios. En mi caso mi tema de estudio son las representaciones femeninas de las religiosas del siglo XVIII. Estas representaciones son encontradas en los diversos discursos de la época el que se caracteriza por mostrar algunos elementos secularizadores del discurso de la ilustración contraria al discurso eclesiástico.
En los discursos desde la propia iglesia católica, de las propias religiosas, de la prensa escrita, de las normas civiles y eclesiásticas o de las autoridades civiles encontramos fragmentos de la realidad de la época que muestran las diferenciaciones sociales a través de las sexuales. Porque la representación de la mujer en esta época también va cambiando tratando de acentuar su rol como madre, originándose una postura en contra de lo conventual siendo visto como algo inútil, no productivo. Por eso el siguiente siglo las órdenes religiosas tratarán de cumplir con funciones sociales en sus tareas como por ejemplo la enseñanza, la asistencia médica, etc.
Las relaciones de poder en la etapa colonial son marcadas cruzando las diferenciaciones sociales con las de género, raza y lo étnico. Además las mujeres que puedan tratar de obtener una mayor autonomía de la tutela masculina que le impone la sociedad sólo lo hacen como representantes de su grupo social pero no por el hecho de ser mujer. He encontrado religiosas que ante las iniciativas estatales de intervenir en la dirección y actividades de los monasterios, ellas por medio de sus dirigentas responden reclamando la innecesidad de esta intervención. Pero esta iniciativa solo se circunscribe a su determinada comunidad religiosa y a cierto sector de ella.
En suma, este estudio nos brinda pautas para profundizar nuestros temas de investigación.

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